Carta abierta a la Ministra de la Cultura

Por Amparo Osorio

“Cuando me hablan de Cultura saco el revólver” (Goering)

Ahora que el Ministerio de Cultura estrena titular y que al parecer la nueva gestora propende por igualdades y derechos sobre todo para las comunidades marginales, es importante que conozca un poco más a fondo la insólita persecución a la cultura, que se gesta desde el interior mismo de algunos de los entes que canalizan esta actividad y que por antonomasia deberían tener la mística y vocación de quien conoce su oficio y lo practica porque lo ama.

La burocracia nos muestra sin embargo la otra cara de la moneda y somos de nuevo víctimas de flamantes gestores culturales que en ocasiones se toman sus nefastos papeles como si fueran dueños de la chequera que maneja los precarios fondos nacionales destinados a la cultura.

Una cita cuatro veces negada y otorgada finalmente para hablar de adquisición de títulos publicados por pequeñas y marginales editoriales colombianas que se la juegan por importantes proyectos literarios, suscitó todo tipo de reacciones indeseables por parte de la señora Margarita Valencia, ex directora de la Biblioteca Nacional de Colombia, quien con actitudes déspotas y frases hirientes “sobre la falta de sentido común” ante dicha reclamación, optó por el camino menos indicado: la agresión; cuando al parecer la carencia de falta de sentido común la tuvo dicha funcionaria con su comité asesor de adquisiciones, al preferir todo tipo de obras de editoriales extranjeras, desconociendo por completo entre otros, los Discursos de los Premios Nobel de Literatura (Colección Los Conjurados), patrimonio de la humanidad y que merecerían estar en cualquier biblioteca del mundo, y lo que es más grave, asignando una miserable cuota a la poesía universal, entre los 3.000 títulos seleccionados

Todo lo anterior demuestra que abogar por una equidad y una justicia en este país nuestro tan polarizado a todos los niveles, es estrellarnos contra el muro, y forzosamente tener que evocar la tristemente célebre frase del ministro hitleriano Goering: “cuando me hablan de inteligencia o de cultura, saco el revólver” (Albert Camus, Moral y política).

Como representante legal de una Fundación sin ánimo de lucro y co-editora de Común Presencia, no puedo menos que sentar mi precedente de reclamación abierta a una funcionaria que se suponía “pública” y cuya investidura la obligaba precisamente a la cordialidad y la comprensión.

Tampoco me parece señora Ministra falta de “sentido común”, reclamar por el desconocimiento absoluto de los grandes esfuerzos que pequeñas editoriales nacionales venimos haciendo hace muchos años, esfuerzos que a toda luz vienen siendo desconocidos por muchos de estos “gestores culturales” y vulnerados por ellos mismos, como la Ley del libro (cuya respuesta de la señora Valencia fue: “La ley del libro no existe”), vergonzosa salida de “toda una directora de la Biblioteca Nacional de Colombia” por cuanto la Ley existe y es la No. 98 de 1993 con vigencia hasta el año 2013, y existirá a pesar de los ineptos funcionarios que pretenden eliminarla.

Para finalizar me parece importante que se revise la página Web de Fonade, en la que se convocó a dicha licitación, y se evalúe mi “falta de sentido común” cuando al analizar la supuesta adquisición de ejemplares se comprueba el exagerado favorecimiento a diversas editoriales extranjeras, en su mayoría españolas, tales como: Alfaguara (6.900 libros); Alianza Editorial (5.700 libros); Ediciones S.M. Madrid (6.000 libros); Anaya Madrid-Barcelona: (2.520 libros); Ediciones Cátedra (2.480 libros), y una interminable lista donde la gran ausente es precisamente la pequeña representación colombiana dedicada al ramo. (Trilce, Altazor, Astrolabio, Arquitrave, Taller de Edición, Tambor del Arlequín, Hombre Nuevo…)

No reclamo por el enriquecimiento que puedan tener dichas empresas, reclamo por la ruina a la que podemos llegar los forjadores de pequeñas editoriales colombianas, que todavía aportamos nuestros sueños para lograr algún día un país más generoso, más equitativo y mucho más consciente de sus valores y de su cultura.

Ojalá que las nuevas directivas que deciden sobre los destinos de la cultura, tengan la tolerancia y la comprensión de escuchar a quienes la hacemos.

Señora Ministra, usted tiene la palabra,

E-mail: amparoiosorio@yahoo.es